El Hombre y la Tierra
El Hombre y la Tierra
TESTIMONIO PERSONAL DE CARLOS SANZ, ACERCA DE SU COLABORACIÓN
CON FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE
CON FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE
En la primavera de 1.975, Carlos Sanz era uno de los muchos estudiantes de Biológicas que habían iniciado esa carrera universitaria influidos, de manera decisiva, por "el amigo Félix”. Y ese año tuvo la gran oportunidad de su vida, iniciando una colaboración de más de cinco años con quien marcaría el rumbo de su vida personal y profesional.
Como tantos jóvenes de aquella época (y no tan jóvenes), yo dejaba inmediatamente lo que estuviera haciendo y salía corriendo hacia el televisor cada vez que sonaba la trepidante y atractiva sintonía de "El Hombre y la Tierra”, ese tam-tam que convocaba asamblea general en la mayoría de los hogares españoles. Y me quedaba embobado ante las espectaculares secuencias que aparecían en la pequeña pantalla, admirablemente arropadas por la carismática y apasionada voz de Félix.
Ya desde niño sentía gran afición por todo cuanto acontecía en la naturaleza, y de forma especial me atraía la vida y costumbres de la fauna. Y Félix era para mí un ídolo al que admiraba y seguía a través de sus libros y de sus múltiples intervenciones en programas de radio y televisión, tales como "La Aventura de la Vida”, "Fin de semana”, "A toda Plana”, "Vida Salvaje”, "Planeta Azul”,...
Tenía grandes deseos de conocerle, y mi sueño era el de poder trabajar algún día en su equipo, viajando por el mundo, estudiando las diferentes formas de vida y conviviendo con los animales salvajes como él lo hacía. Por eso empecé a estudiar Ciencias Biológicas en 1.972, y mi ilusionado esfuerzo obtuvo su recompensa unos años más tarde, en la primavera de 1.975.
Estaba en el tercer curso de carrera, coordinando la comisión que organizaba actividades para sacar fondos para el viaje del "paso del ecuador”, y se me ocurrió llamar a Félix a su casa para proponerle que fuera "padrino” de nuestra promoción (en vez de buscar una "madrina”, que era lo usual). Y aunque la idea les parecía una utopía a algunos de mis compañeros, lo cierto es que Félix nos sorprendió a todos y aceptó agradecido nuestra propuesta, manifestándonos que se sentía muy honrado por ella.
Y con el fin de ayudar a aquel grupo de estudiantes de Biológicas, además de donar algunos de sus libros y colecciones enciclopédicas de "Fauna” para recaudar fondos en la fiesta del "paso del ecuador”, a la que asistió y presidió, Félix hizo algo mucho más importante y trascendental: ofreció la posibilidad de colaborar en algunos de sus proyectos a los que estuvieran interesados...
Por una parte, y en su calidad de Vicepresidente de ADENA (Asociación para la Defensa de la Naturaleza), hizo gestiones para que contrataran a varios estudiantes como monitores de naturaleza en los primeros campamentos de verano que se inauguraron en aquel mismo año en las hoces del río Riaza, en el "Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega”, en Segovia.
Tenía grandes deseos de conocerle, y mi sueño era el de poder trabajar algún día en su equipo, viajando por el mundo, estudiando las diferentes formas de vida y conviviendo con los animales salvajes como él lo hacía. Por eso empecé a estudiar Ciencias Biológicas en 1.972, y mi ilusionado esfuerzo obtuvo su recompensa unos años más tarde, en la primavera de 1.975.
Estaba en el tercer curso de carrera, coordinando la comisión que organizaba actividades para sacar fondos para el viaje del "paso del ecuador”, y se me ocurrió llamar a Félix a su casa para proponerle que fuera "padrino” de nuestra promoción (en vez de buscar una "madrina”, que era lo usual). Y aunque la idea les parecía una utopía a algunos de mis compañeros, lo cierto es que Félix nos sorprendió a todos y aceptó agradecido nuestra propuesta, manifestándonos que se sentía muy honrado por ella.
Y con el fin de ayudar a aquel grupo de estudiantes de Biológicas, además de donar algunos de sus libros y colecciones enciclopédicas de "Fauna” para recaudar fondos en la fiesta del "paso del ecuador”, a la que asistió y presidió, Félix hizo algo mucho más importante y trascendental: ofreció la posibilidad de colaborar en algunos de sus proyectos a los que estuvieran interesados...
Por una parte, y en su calidad de Vicepresidente de ADENA (Asociación para la Defensa de la Naturaleza), hizo gestiones para que contrataran a varios estudiantes como monitores de naturaleza en los primeros campamentos de verano que se inauguraron en aquel mismo año en las hoces del río Riaza, en el "Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega”, en Segovia.
Y por otro lado ofreció a un grupo de seis estudiantes (entre los que yo me encontraba), la posibilidad de compartir los tres meses de vacaciones veraniegas con el equipo de "El Hombre y la Tierra”, dedicándose fundamentalmente a criar y a estudiar el comportamiento de una camada de 5 lobeznos procedentes de Villadiego (Burgos), y a colaborar en los rodajes de la serie cuando hiciera falta.
Mi sueño empezaba a hacerse realidad... Fue un verano muy especial, en el que aprendí mucho más sobre la Naturaleza que en todos mis años de carrera universitaria, y en el que tuve el inmenso privilegio de convivir con los lobos, con mis compañeros de clase, con un equipo de auténticos profesionales y con un hombre casi de leyenda, en un paraje de increíble y espectacular belleza: las hoces del río Dulce, en Pelegrina (Guadalajara).
Pero nosotros éramos todavía estudiantes, con casi la mitad de la carrera por delante; y cuando en otoño empezaron de nuevo las clases se nos planteó un serio dilema. Todos mis compañeros optaron por volver a las aulas, pues no tenían muy claro su futuro profesional o temían suspender los cursos que les quedaban. Yo, por el contrario, sabía perfectamente que aquello era lo que me gustaba y por lo que había estado luchando hasta entonces, y no estaba dispuesto a desperdiciar aquella oportunidad única.
Mi sueño empezaba a hacerse realidad... Fue un verano muy especial, en el que aprendí mucho más sobre la Naturaleza que en todos mis años de carrera universitaria, y en el que tuve el inmenso privilegio de convivir con los lobos, con mis compañeros de clase, con un equipo de auténticos profesionales y con un hombre casi de leyenda, en un paraje de increíble y espectacular belleza: las hoces del río Dulce, en Pelegrina (Guadalajara).
Pero nosotros éramos todavía estudiantes, con casi la mitad de la carrera por delante; y cuando en otoño empezaron de nuevo las clases se nos planteó un serio dilema. Todos mis compañeros optaron por volver a las aulas, pues no tenían muy claro su futuro profesional o temían suspender los cursos que les quedaban. Yo, por el contrario, sabía perfectamente que aquello era lo que me gustaba y por lo que había estado luchando hasta entonces, y no estaba dispuesto a desperdiciar aquella oportunidad única.
Obviamente quería terminar mis estudios universitarios, pero decidí arriesgarme y le planteé a Félix la posibilidad de seguir colaborando con él y con su equipo, siempre y cuando me permitiera asistir a los exámenes y a las prácticas de las asignaturas que fueran obligatorias. Él accedió comprensivamente, enseñándome y ayudándome en todo lo que pudo, y facilitando el que acudiera a la Facultad siempre que los rodajes lo permitían. Y aunque tardé un año más que mis compañeros en obtener la licenciatura, conseguí compatibilizar mis estudios con los trabajos de campo y con las filmaciones de "El Hombre y la Tierra”,... ¡y sin lugar a dudas valió la pena!.
Muchas horas compartidas observando, estudiando y filmando las pautas de comportamiento de los lobos, los linces, los zorros, los tejones, los desmanes de los pirineos, los mirlos acuáticos o los pájaros carpinteros, entre otras muchas especies de nuestra rica y privilegiada fauna ibérica. Muchas maravillosas experiencias rodeados de animales que casi formaban parte de nuestro equipo, pues algunos de los principales "protagonistas” de El Hombre y la Tierra los criamos desde sus primeros días de vida y eran para nosotros "como de la familia”. Muchos buenos momentos y no pocas dificultades mientras se filmaban por todos los rincones de la geografía hispana las más espectaculares secuencias sobre nuestra fauna -con frecuencia inéditas- que ya forman parte de esa mítica serie documental, admirablemente dirigida por el "Amigo de los Animales”.
Muchas horas compartidas observando, estudiando y filmando las pautas de comportamiento de los lobos, los linces, los zorros, los tejones, los desmanes de los pirineos, los mirlos acuáticos o los pájaros carpinteros, entre otras muchas especies de nuestra rica y privilegiada fauna ibérica. Muchas maravillosas experiencias rodeados de animales que casi formaban parte de nuestro equipo, pues algunos de los principales "protagonistas” de El Hombre y la Tierra los criamos desde sus primeros días de vida y eran para nosotros "como de la familia”. Muchos buenos momentos y no pocas dificultades mientras se filmaban por todos los rincones de la geografía hispana las más espectaculares secuencias sobre nuestra fauna -con frecuencia inéditas- que ya forman parte de esa mítica serie documental, admirablemente dirigida por el "Amigo de los Animales”.
Félix fue para mí un gran maestro, casi un padre y un buen amigo. Derramé emocionadas lágrimas por él y por los otros compañeros que dejaron su vida en Alaska hace ya treinta años (como les lloraron tantos otros, les conocieran personalmente o no), y a él le debo lo poco o mucho que profesionalmente haya podido llegar a ser. Y sintiéndome un orgulloso discípulo suyo, fiel a las enseñanzas que me transmitió a lo largo de cinco años, hoy me considero ciertamente afortunado por ser uno de los pocos biólogos españoles que siguen conviviendo con lobos ibéricos, y colaborando en la realización de artículos, libros, exposiciones y programas documentales sobre su conservación.
Imágenes de Carlos Sanz con los últimos lobos de "El Hombre y la Tierra", filmados en 1980 con una cámara de 8 mm en las instalaciones de rodajes de La Vereda y El Vado, en Guadalajara, tras el accidente de avioneta de Alaska en el que perdieron la vida Félix Rodríguez de la Fuente, Teodoro Roa y Alberto Mariano.
Trayectoria y colaboración de Carlos Sanz como naturalista y fotógrafo durante la serie El Hombre y la Tierra,
dirigida por Félix Rodríguez de la Fuente.
La labor de Carlos Sanz dentro de la serie El Hombre y la Tierra se inició en el capítulo:
El Hombre y el Lobo
Otros capítulos de El Hombre y la Tierra donde Carlos Sanz participa:
El Águila Imperial (1ª parte)